Un crimen atroz ha sacudido a Brasil y Bolivia. Unos ladrones brasileños mataron en Sao Paulo al hijo de unos inmigrantes bolivianos a los que estaban robando porque el pequeño no cesaba de llorar.
La familia boliviana se había trasladado a esa urbe a principios de año para trabajar en un taller de costura.
Como cuenta la madre del niño asesinado, Verónica Capcha, seis asaltantes armados irrumpieron en su casa para robar. Verónica y su marido entregaron a los delincuentes todo el dinero que tenían, 4.500 reales (2.000 dólares), mientras el niño de cinco años, que estaba en brazos de su madre "no paraba de llorar". Irritado por su llanto, uno de los asaltantes disparó en la cabeza al pequeño, que más tarde falleció en un hospital.
El hecho causó una ola de indignación en ambos países. Las autoridades ya han asegurado a la familia que prestarán todo el apoyo necesario. Los padres serán trasladados a Bolivia con el cuerpo de su hijo por vía aérea, informó la responsable de Comunicación del Ministerio de Relaciones Exteriores de Bolivia, Consuelo Ponce. Seis tías del niño también serán repatriadas, aunque por vía terrestre, ya que toda la familia manifestó su deseo de regresar a su país.
La Policía está investigando el caso mientras el secretario de Seguridad Pública de Sao Paulo, Fernando Grella Vieira, afirmó que se otorgó "prioridad máxima" a su esclarecimiento.
Miles de bolivianos buscan un futuro mejor en Sao Paulo: según los registros, en esa metrópoli residen actualmente 17.960 ciudadanos bolivianos.
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