Yuan Zai fue cuidado día y noche por toda la gente buena que trabaja en el zoológico. Era tan chiquito e indefenso que pasó sus primeros días en una incubadora. Un mes después sus cuidadores decidieron que había llegado la hora de que Yuan Zai conociera a su mamita. Y fue un momento taaaaaan mágico que ni todas mis lágrimas alcanzarían para describir la magnificencia del amor entre una madre y su cachorrito. (creo exagere)
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